martes, 24 de mayo de 2011

"Polvo eres, y en polvo te convertirás..."

Polvo derramado, polvo que he soplado sobre tus mejillas
partículas diminutas, que aderezan tu rostro aterciopelado.
Y a tu vera mi mano, con sus dedos deseosos de palparte,
se aproxima, con movimientos energéticos, tanteando las distancias
que separan las fronteras del ardor de tu semblante apasionado.
Y tras bailotear el aire azucarado, calzados sus tacones esmaltados,
se atreven a jugarte lentamente, patinando en las arrugas de tus labios.
Y una vez colonizados tus labios, sintiéndose estos dedos victoriosos,
se lanzan a buscar nuevos tesoros,
que solo tú, rey de la odisea,
rebelas a tus más fieles vasallos.

Y ahora, yo, humilde servidora,
Yo, rendida a tu mirada soberana,
Me visto de este escudo y esta espada,
Y a salmos me encomiendo al cielo,
 que un día vislumbró nuestros placeres,
Y ruego a las estrellas, cómplices de esto
y a los astros, sus pícaros secuaces
que acompañen mi peregrinaje,
por cada uno de los pueblos
de este vasto continente.

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