viernes, 8 de abril de 2011

El abrazo de la muerte

4:42 a.m. En algún lugar de la órbita planetaria


Ahí estaba. Y ahí continúa. Sintiendo lo mismo de cada noche, esa palpitación incesante; esa mortífera presencia...

Le abraza: aprieta su pescuezo como intentando exprimir la savia,
De este leño que perdió sus raíces en una contienda de sentimientos,
Como tratando de aniquilar este batallón de soldados rendidos,
Que son su esencia, su imaginación, su memoria...
Y después, como regalando porciones de Marea,
como insuflando pequeñas gotas de gas metano, le revive.
Y en esta barahunda, entre la muchedumbre impalpable, demoníaca,
Lágrimas de angustia, tierna amargura.

Y entonces la sonrisa de un ángel,
Y su caricia de vida, reanimándole.
Al amparo de este moribundo,
de este hambriento peregrino
que juega a mantener el equilibrio,
con pies cojos sobre líneas torcidas,
en la ardiente noche Polar.

Y retornan de nuevo, malditos serafines,
Sus grandes ojos, lunas de espíritus adormecidos,
le muestran el reflejo de su sombra, afligida.
Y le susurran entonces el placer momentáneo,
de un sueño, enfermo de vida.

1 comentario:

  1. nena me duelen los ojos con tanto amarillo! jajaajaja te quiero

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