sábado, 17 de diciembre de 2011

La vereda tenebrosa.

Custodia la noche bajo sus alas la cuna de sus sueños. Disuelve el aguacero sus pensamientos más impuros. Todo queda rendido, en la vereda tenebrosa. Se precipitan sus miedos al vacío. Y rabiosas palabras sopladas por sus labios, se retuercen en su lengua antes de perderse en el espacio.
Sus párpados se cierran, tratando de ocultar el reflejo de una vida agonizante. No quiere gritar.
Su voz queda reducida a susurros, en la vereda tenebrosa. Crujen las nubes en el cielo, y cantan gloriosamente las tórtolas, anunciando la revancha victoriosa de las tropas ultrajadas en el frente de batalla. Y renace el guerrero torturado, decidido a caminar de nuevo, superando cada obstáculo, luchando en cada afrenta, dispuesto a avanzar valientemente, por la vereda tenebrosa.

2 comentarios:

  1. Que buena prosa, que buena construcción de imágenes, que fluidez...

    Saludos.

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  2. Muchas gracias. La magia de las palabras reside en su versatilidad. En su capacidad de camuflarse, de manera que para unos digan una cosa, y para otros otra. A veces, sólo significan algo para ti. Resulta gratificante que tus palabras signifiquen, además, algo para otro.

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